CREAMUS

Es una improvisación que parte de la sensación térmica y sinestésica del hielo. Es una pequeña creación en la que existe una escucha atenta a la vez que se produce un control gestual para interpretar un sonido preciso en cada momento.

Creo que el interés especial de esta pequeña obra, está en que no se da una visión física de los resbalones o del frío que siente el niño sino más bien de las sensaciones que el niño siente por el ambiente que el hielo crea junto con el efecto de estar perdido.

Es también de interés la elección del objeto, pues pueden escoger el “instrumento” y él opta por éste porque el sonido es adecuado a la música que él quiere hacer. Previamente practica con él, y esto le va a permitir buscar el gesto preciso con gran atención y escuchando en todo momento que el gesto, el sonido que surge y la idea que tiene, estén plasmados de forma adecuada.

El niño comenta, tras la ejecución de esta obra, que ha querido mostrar el frío del paisaje. Cómo el hielo paralizaba la acción del protagonista y todo desaparece bajo la sensación del frío de tal modo que no le dejaba ni pensar ni fijarse en las cosas de la ciudad que le darían pistas para volver a su casa.

En otro sentido, dice también que iba pensando antes de hacer sonar el cuchillo cómo hacerlo para que quedara bien en la historia.

Es decir, improvisa mientras él mismo se escucha para realizar una interpretación adecuada a lo que quiere expresar. Hay una interiorización de las tres facetas básicas de la práctica musical: escuchar, crear e interpretar y en el punto central se encuentra plasmado todo el mundo imaginario y afectivo de este niño.